jueves, 1 de mayo de 2008

Viva Andrés Pajares


Me duele ver cómo la maldita prensa rosa se empecina en hundir la carrera, e, incluso, la vida de uno de los más grandes artistas que ha hado nuestro cine: ANDRÉS PAJARES.
Este ilustre, quien no podría tener un apellido mejor, ha cojido por los cuernos, junto a Fernando Esteso y otros secundarios de lujo (Antonio Ozores, Alfredo Landa, José Luis López Vázquez) al decaído cine español y, en tiempos difíciles ha dejado su impronta que reflejará, hasta el fin de los tiempos, la edad de oro del cine español. Porque, camaradas, (permítanme este apelativo ahora que rememoramos el 40 aniversario del mayo del 68), este genio del celuloide maravillado por doquier a jóvenes y adultos, mostrándonos la España que todos queríamos ver, y que todavía añoramos, el destape. Este término ha adquirido con el tiempo un sentido injustamente peyorativo. Quizás si le llamásemos "le destap cinemá" sería mejor aceptado. Amigos, ¿acaso no recuerdan obras maestras como "yo hice a Roque III, Los extremeños se tocan, un adulterio decente, los novios de mi mujer, ¡qué cosas tiene el amor¡ o las obras maestras "los bingueros", "los liantes", "padre no hay más que dos", "el currante", "agítese antes de usarla", "la Lola nos lleva al huerto" o "playboy en paro".
Pido desde mi humilde morada que así como volvió Stallone con sus sempiternos Balboa (no confundir con el jugador "blanco") y Rambo, o Ford con Indy, o la innecesaria nueva entrega de John McLaine y sus renqueantes andanzas, que vuelva la pareja que tanto nos hizo reír y admirar esa España cañí, de pandereta, suecas, vino y lerele. Admitamos que el cine español es una basura sin futuro, recuperemos lo que nos hizo grandes, lo único que sabemos hacer, es decir, hacer reír. Amigos, aquí no tenemos Hollywood, y nunca seremos Francia, pero tenemos el destape. Debemos ser quienes somos, vivir con ello, conservar nuestra identidad, para lo bueno y para lo malo. Maldita sea, unámonos, camaradas para recuperar a estos dos grandes injustamente denostados por la maldita prensa. ¡Viva la risa! ¡Viva Andrés Pajares!