domingo, 24 de octubre de 2010

Pene

Nuestra joven protagonista recordó aquella noche en Dubai. Rascacielos infinitos, playas paradisíacas, excesivas tarifas propias de una ciudad para ricos, esplendor allá donde mires. Apagó el ordenador, con el teclado castigado tras una larga tarde de trabajo y se acercó a la ventana para contemplar las durezas de un paisaje poco alentador y nada similar al antes citado mientras acariciaba a su snauzer Ficus, que aquella tarde estaba un tanto parco en ladridos: edificios viejos, grises, calles solitarias, farmacias atestadas de yonkis...llegó a la conclusión de lo erróneo de su cambio.