domingo, 3 de mayo de 2009

Feliz Ano Nuevo


Era, sin duda, el reto más importante de su vida. Lo más curioso es que los remordimientos no le invadían a pesar de tener a todo el Opus escandalizado por la genial idea que entonces tuvo de abrir aquella botella de tequila en su solitario cuartucho apenas dos horas antes de oficiar su primer bautizo. Aquel brebaje, y apenas dos tostadas untadas de su inseparable tarro de Nutella fueron el único alimento que ingirió esa tarde. El, posiblemente, hombre más serio de Albacete, se convirtió, en cuestión de horas, en el sacerdote más cachondo del pueblo. Habitualmente parco en palabras, comenzó a saludar a sus vecinos con cierta altanería y generosas gotas de megalomanía exacerbada, lanzando las redes de su simpatía a diestro y siniestro por los alrededores de la Iglesia. Los asistentes a la Eucaristía fueron testigos perplejos de la fluencia de barbaridades que nuestro hombre, al final de aquélla, soltó por su desvergonzada boca. Completamente hundido y con unas braguitas azules a modo de birrete, Lucas se despertó al día siguiente en su catre llevándose una mano a la cabeza y otra a su ano por el dolor sufrido en esta parte de su cuerpo. Su dolor sería infinitamente mayor cuando leyó el resguardo de su aportación de 2.000 euros a la Fundación de Sacerdotes Homosexuales de Castilla-La Mancha datada de apenas 7 horas antes. No le placía haber sido chingado por vez primera de aquella forma tan poco digna para un hombre de su alcurnia.

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